En esta época tan complicada de inflación por la nubes, falta de suministros, pandemia, guerra, precios disparados, etc, tenemos que intentar adaptarnos lo máximo posible para minimizar el impacto que todos estos problemas tienen sobre nosotros. En definitiva, buscarle la vuelta a la situación.
Está claro que es todo un desafío, ya que la mayoría de estos problemas es la primera vez que nos toca vivir, pero seguro podremos salir del agujero. El tema del aumento drástico de los precios de los combustibles tiene pinta de que ha llegado para quedarse con nosotros, por lo que para que nuestro dinero rente lo máximo posible, tenemos que poner de nuestra parte.
Aplicando el sentido común, que seguramente ya muchos de vosotros aplicaréis, podemos conseguir ahorrar en combustible. No tendremos rebaja en el precio del gasoil o gasolina, sino que conseguiremos que nuestro vehículo recorra más kilómetros con un tanque lleno de combustible que antes.
La eficiencia que ya tienen la mayoría de coches europeos se puede maximizar de manera sencilla. Si lo hacemos bien, podemos conseguir aumentar la eficiencia del uso de combustible entre un 5 y un 12 %. Puede parecer poco, pero si hacemos 800 kilómetros con un depósito lleno, podríamos llegar hasta los casi 900 kilómetros. Pensad cuantas veces más podríais ir y volver al trabajo por ejemplo con esos 96 kilómetros extra. Si lo miramos en términos económicos, esos 96 kilómetros extra podrían ser entre 7 y 13 € de ahorro. No está mal si pensamos que podemos hacer con ese dinero extra, ¿no os parece?
Lo primero a tener en cuenta es que los cambios bruscos de velocidad provocan altos consumos instantáneos de combustible, por lo que debemos intentar ser lo más suaves posible a la hora de frenar y acelerar. Evitar pisotones bruscos tanto del pedal del acelerador como del freno. Las marchas cortas sólo deben usarse al inicio de los movimientos e intentar llevar los vehículos lo menos revolucionados posible, en marchas largas.
Otro tema a tener en cuenta, que parece obvia, es apagar el motor en paradas largas. Muchos vehículos incorporan el sistema Start-Stop que actúa de manera automática, pero podemos hacerlo nosotros mismos cuando vayamos a parar por tiempo prolongado. Estar parado al ralentí puede consumir 1 o 1,5 litros por hora. No es mucho, pero todo cuenta.
Mantener la velocidad constante es una gran herramienta, sobre todo en trayectos donde no hay excesivos cambios de nivel. Las autopistas y los controles adaptativos de velocidad son grandes amigos, y sin duda la mejor solución para reducir consumo. Si vamos con el pie en el acelerador, es inevitable que el gasto de combustible oscile mucho más.
La típica expresión de utilizar el freno motor es algo a aplicar si queremos ahorrar en combustible. Consiste en detener el vehículo suavemente gracias a la presión opuesta al movimiento del coche que ejerce la transmisión sobre el motor como herramienta para reducir velocidad o incluso detener el coche. Todo esto sin usar el pedal del freno claro, o al menos no usarlo de manera excesiva. Es clave mantener la distancia de seguridad con el vehículo que nos precede para hacer un buen uso de esta interesante herramienta. Nos aprovechamos de inercia y trabajo del motor para conseguir nuestro propósito, suena bien, ¿verdad?
Otra buena recomendación es prescindir del uso del aire acondicionado, que es el sistema no motriz que más combistible nos hace consumir, en muchas ocasiones por encima del 10 % del total. Por tanto, debemos evitarlo siempre. Pensaréis, si no usamos el aire acondicionado, tendremos que abrir las ventanillas para combatir el calor. Pues, tampoco, ya que la eficiencia aerodinámica disminuye y necesitaremos mayor consumo de combustible para vender la fuerza del viento. Lo más eficiente es utilizar la función auto del sistema de climatización para que el compresor trabaje de la manera más eficiente, y deje de trabajar siempre que pueda permitírselo.
Chequear la presión de los neumáticos para que siempre sea la recomendada por el fabricante de nuestro vehículo es un tema de seguridad, pero también de ahorro de gasolina o gasoil. En cuanto tengamos una pérdida de presión, debemos reponerla para no aumentar la necesidad de uso de combustible. Incluso si llevamos carga en el maletero o interior del vehículo, deberíamos distribuirla de manera regular y eficiente para que los neumáticos sean capaces de rodar de la manera más "rodada", es decir, necesitando la menor cantidad de combustible posible.
Y por último, aunque pueda parecer una tontería, planificar la ruta sin duda es clave para evitar gastos extra de combustible. Si estudiamos el trayecto con anterioridad al mismo, evitaremos posibles atascos o zonas conflictivas, pérdidas innecesarias, e incluso tener que volver porque se nos ha olvidado algo. Si podemos viajar en la franja horaria de menos tráfico también ayuda a que el viaje sea más rápido y seguro, y por tanto, más barato.
En definitiva, seguro que muchos ya seguís estos consejos, pero ahora, sin duda, es el momento de llevarlos más a raja tabla. Todo esto por el bien de nuestros bolsillos, y nuestro bienestar.
Adrián Osés, Locos del Motor.
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