Nos ponemos en situación, necesitamos comprar un vehículo y nos decidimos por uno de segunda mano, pero al leer el anuncio nos llama la atención que el motor está rectificado. ¿Debería echarnos para atrás? Es probable que de primeras nos haga descartar esta opción, ¿pero es una decisión correcta?
Que un motor esté rectificado no tiene por qué ser un punto negativo o que nos haga descartar la compra de ese vehículo. Si la operación de rectificar la parte del motor que sea (bloque, culata, pistones, tapa de cilindros, cigüeñal, árbol de levas, válvulas, etc) se ha realizado correctamente, el motor durará lo suficiente para que le saquemos el rendimiento que estamos buscando.
Muchos ni siquiera saben que significa rectificar una pieza, así que lo primero es entender en que consiste. Básicamente se trata de retirar material de una superficie para mejorar los ajustes mediante un proceso de mecanizado. Normalmente, debido al uso, los calentamientos bruscos y al paso del tiempo, ciertas superficies del motor pueden quedar deterioradas y los ajustes ya no son tan óptimos como al inicio de la vida del propulsor.
A tener en cuenta que si quitamos material, éste se pierde y no se podrá rectificar esa pieza infinitas veces, sino que habrá un límite hasta el cual se podrá llegar, pero no ir más allí ya que sino la pieza en cuestión quedaría debilitada y tendería a romperse o no realizar su función de manera eficiente.
Las consecuencias más habituales de una necesidad clara de rectificado son la pérdida de estanqueidad y consumo de fluido que no debería ser consumido (ejemplo nuestro motor consume una gran cantidad de aceite), o una clara pérdida de potencia del motor que se aprecia fácilmente cuando le pedimos aceleración a nuestro propulsor. Si nuestro motor está bien rectficado, esos problemas desaparecerán de raíz, y tendremos un motor incluso mejor que el anterior, dependiendo de la habilidad de las personas que hayan realizado el trabajo.
Eso sí, como con la mayoría de reparaciones en el mundo del automóvil, podemos tener serios problemas y un importante sufrimiento en nuestra cuenta bancaria de no realizar estos trabajos de manera eficaz, ya que normalmente se rectifican los motores debido a que el precio de colocar ciertas piezas nuevas es elevado o a veces inaccesible.
En resumen, que no os eche para atrás las palabras motor rectificado a la hora de comprar un vehículo sin haberlo probado antes. Lo mejor es probar el vehículo y asegurarse de que el propulsor cumple con sus principales funciones y no presenta síntomas de "estar enfermo" o con necesidades de atención. Comprobar la ausencia de fugas y el funcionamiento lineal sin sobresaltos o pérdidas repentinas de potencia ayudará a poner el tick en la casilla de motor OK. Ya será cuestión del resto de puntos a mirar y comparar que tengais en vuestra lista para decidir si desembolsais el precio que os pide el vendedor por vuestro próximo vehículo o no lo haceis.
Adrián Osés, Locos del Motor.