Que la mayor pandemia a nivel mundial en 100 años ha impactado en nuestras vidas es muy evidente. Han sido tiempos muy complicados llenos de incertidumbre y que lamentablemente todos no han podido superar.

Otros, sin embargo, hemos superado la pandemia, aunque las secuelas son muchas y diversas. Quizás poco a poco iremos recuperándonos, o quizás algunos nunca lo hagan. Lo que está claro es que, ahora que parece que el covid-19 nos está dando un respiro en cuanto a incidencia y muertes, las consecuencias van más allá y lo peor en algún sentido todavía está por venir.

Falta de materias primas 2Me refiero a las consecuencias en producción, distribución/transporte, aumento de precios, aumento de tiempos de entrega, etc. Tras este año y medio de vida totalmente diferente a lo que todos conocíamos, todo apunta a que se avecina una “gran explosión” del mercado a todos los niveles, y eso no suena nada bien. La incertidumbre parece garantizada y podría haber un cambio económico y de abastecimiento de productos que pueda cambiar nuestra manera de vivir.

En el mundo de la competición parece que no hay tanto problema, pero en el de la producción de vehículos y componentes de automoción, por ejemplo, el tema está crudo. Si no faltan los microchips, falta el tejido de los asientos, y sino la madera o el plástico especial de una pieza determinada. Los precios del acero y otras aleaciones se disparan, la energía alcanza cotas máximas, los combustibles suben y suben y hacer envíos cada vez supone más esfuerzo económico, el mercado no está muy dinámico que digamos, etc.

Falta de materias primas 3Todo es incertidumbre y piedras contra el tejado, por lo que los fabricantes del sector se están viendo obligados a parar. Bien para esperar componentes que no llegan desde su fábrica origen, bien para ahorrar energía y evitar que las facturas los ahoguen, bien para evitar que sus trabajadores estén barriendo el suelo sin apostar valor a sus productos.

El dinero no se mueve y la rueda no gira como lo hacía antes, queda claro. Hay más consecuencias para el mundo del motor. Los mercados de segunda mano están muy en auge. Normal dado que los precios son ostensiblemente más accesibles que los de vehículos nuevos, y que el uso del automóvil está disminuyendo de manera general debido a que hay menos personas que trabajan o que tienen que ir a los lugares de trabajo gracias al teletrabajo. Todo esto hace que el mercado de primera mano se ralentice y no sea necesaria la producción de hace unos años.

Falta de materias primas 4Por otra parte, los países que mayoritariamente proveen al mundo de materias primas o componentes básicos se están haciendo fuertes subiendo precios sabiendo que la demanda de los que no tienen esos materiales seguirá ahí, y que no hay otros recursos que distribuir. El precio sube y todos piden, por lo que los tiempos de espera aumentan. Con toda esta información, los fabricantes tampoco quieren adelantar el dinero de inversiones y van más al límite de stock que nunca para evitar costes innecesarios. Conclusión, pedir un coche nuevo supone más tiempo de espera y más dinero a pagar por parte del cliente.

No nos va a quedar otra que planificar nuestra vida acorde a las consecuencias de la pandemia y nuestra nueva realidad vital. Tendremos que se ser más pacientes y evaluar mejor lo que nos conviene o no, para sólo ir a por ello cuando realmente nos sea beneficioso de manera clara yobjetiva, de lo contrario entraremos en ineficiencias que supongan la explosión definitiva del mercado del automóvil, y de los demás mercados.

Adrián Osés, Locos del Motor.


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