Las baterías son el corazón de los vehículos eléctricos en todas sus variantes pero en general los usuarios no conocen muy bien estos sistemas de almacenamiento de energía eléctrica. Es por eso que nos hacemos unas cuantas preguntas clave y un experto del SEAT Test Center Energy nos las resuelve.
La marca española de vehículos tiene unas instalaciones impresionantes dedicadas a la investigación y desarrollo eléctricos llamado Test Center Energy. Es el único de este tipo en el sur de Europa, y en sus instalaciones las baterías se someten a los tests más exhaustivos para ganarantizar el mejor de los funcionamientos posibles a lo largo de al menos 160.000 kilómetros u 8 años de vida.
Conviene recordar que sin las baterías, la vida como la conocemos hoy en día sería imposible. Necesitamos almacenar energía eléctrica para alimentar cualquier dispositivo que podáis imaginar. Desde los teléfonos móviles hasta los mandos a distancia, pasando por los vehículos. Incluso los vehículos de combustión interna necesitan de baterías que normalmente se cargan gracias al alternador. Prácticamente todo en un vehículo funciona con energía eléctrica por lo que hay que almacenarla de la mejor manera posible para poder utilizarla cuando sea necesario.
La primera cuestión a resolver es: ¿de qué están hechas las baterías?. Importante saberlo ya que es un básico. El Grupo Volkswagen utiliza la tecnología basada en el ión de litio, que es una combinación de 3 metales conocida como NMC. Los componentes son el Níquel, el Manganeso y el Cobalto. Estos elementos forman celdas de pequeño tamaño y que suponen las unidades mínimas de almacenamiento de energía que facilitan la carga. Estas celdas se agrupan en módulos que, unidos en pack y junto a la electrónica de control, el sistema de refrigeración y las carcasas, crean la batería final que se ensambla en el vehículo.
Sabemos que existe la tecnología de vehículo 100 % eléctrico y de vehículo híbrrido que combina motores eléctricos con motores de combustión. ¿En qué se diferencian las baterías de una y otra variante? La gran diferencia es la capacidad de almacenamiento. El vehículo eléctrico requiere de una batería de mayor capacidad que un vehículo híbrido, ya que no tiene la ayuda del motor de combustión. Por tanto un eléctrico necesita de mayor energía eléctrica para desplazarse la misma distancia que un vehículo eléctrico. Este requerimiento se traduce en un aumento de las celdas, y para hacernos una idea, si un coche híbrido tiene unas 100 celdas, un vehículo equivalente eléctrico requiere de una batería de unas 300 celdas. La diferencia es considerable, ¿eh?
Claro que la siguiente pregunta viene ligada a la anterior, ¿cómo podemos alargar la vida de la batería? Pues como en la mayoría de los casos con otros productos, cuidándolos bien. Si mantenemos al vehículo en las mejores condiciones posibles, la vida útil de la batería crecerá. Es aconsejable minimizar el número de cargas rápidas para evitar que la temperatura del interior de la batería crezca en exceso. Y otro punto clave, intentar mantener su carga entre el 40 y el 80 % ya que de esta forma evitamos trabajar en los extremos de carga favoreciendo periodos de carga muy largos.
Y la última pregunta también está relacionada con la vida de las baterías, ¿pueden tener una segunda vida? La respuesta es sí, y por tanto es para estar contentos ya que el reciclaje debe ser ele eje de trabajo de los próximos años para cuidar de nuestro planeta. Tras los 160.000 kilómetros u 8 años de uso, estas baterías tienen todavía un 80 % de su capacidad de trabajo. Esto significa que nuestro vehículo llegará sin recargar hasta una distancia 20 % menos que antes, pero eso no significa que la batería deba ser retirada. Asumiremos una menos autonomía, o podremos reemplazarla por otra nueva. Si la reemplazamos, podrá usarse para otras aplicaciones que requieran de un menor rendimiento eléctrico, como por ejemplo las cargas estáticas de energía.
Ahora, con estos básicos sobre baterías, seguro las veis con otros ojos.
Adrián Osés, Locos del Motor