Hoy en día el control de tracción es uno de los sistemas de seguridad activa de los vehículos más eficaces y extendidos por los distintos modelos y marcas de vehículos, pero ¿para qué sirve y cómo funciona? Atentos porque puede salvaros la vida, y podréis desactivarlo en alguna situación en la que es mejor que no funcione.
Fue Bosch en 1986 quien introdujo este nuevo sistema de seguridad que mejoraba los ya existentes de la mano de otras marcas, y fue Mercedes quien lo introdujo en sus modelos por primera vez de manera habitual en la década de los 90. En realidad existían sistemas vamos a decir con ciertas similitudes que intentaban ayudar sobre todo a vehículos con tracción trasera y gran potencia en el eje, para reducir la facta de adherencia de una de sus ruedas motrices.
Este es el principio fundamental del control de tracción, actuar frente a la falta de adherencia o diferencia de rotaciones de una de las ruedas del vehículo para evitar el accidente que va a ocurrir inminentemente si no hacemos nada al respecto. Tenemos que decir que cada fabricante de automóviles llama a este sistema de una manera diferente, generalmente mediante siglas, pero que en definitiva funcionan todos de la misma manera, aunque se basan en 3 respuestas diferentes.
En todos los casos, una centralita u ordenador procesa los datos que le envían los sensores del sistema ABS, y los compara para saber cómo están funcionando todas las ruedas (en en algunas ocasiones sólo las ruedas motrices dependiendo del sistema) y si existen grandes diferencias de rotación entre ellas o no. Si las 4 ruedas están girando a la misma velocidad, el control de tracción se mantendrá inactivo, pero si los sensores detectan que una de las ruedas pierde adherencia, por el motivo que sea, el control de tracción se pondrá manos a la obra de manera fugaz.
El objetivo final del control de tracción es reducir la velocidad del vehículo para impedir el accidente, y lo hará mediante una de estas 3 acciones: reducir la inyección de combustible en uno o más cilindros, retardar o suprimir la chispa en uno o más cilindros, o frenar la rueda que ha perdido adherencia con el suelo. O se actúa sobre el motor para reducir la potencia efectiva, o se actúa sobre la propia rueda que tiene el problema. Al final, con estas herramientas, el vehículo reduce su velocidad y el conductor recibe la ayuda necesaria para controlar el vehículo y evitar el potencial accidente.
Desde el punto de vista de seguridad, esta herramienta es muy interesante ya que sea en carretera o en circuito, los vehículos tienen siempre situaciones de estrésque sin el control de tracción acabarían al menos en susto importante y algunas veces en accidente con graves consecuencias. Es un sistema relativamente sencillo de construir para los fabricantes ya que se nutre de partes de otros sistemas, y su efectividad es altísima.
Eso sí, no siempre nos conviene que funcione, de ahí que la mayoría de automóviles permiten desactivar el sistema. Imaginad una situación donde estamos metidos en un buen banco de arena. Si aceleremos el vehículo para intentar salir del "agujero" con el control de tracción activado, no podremos salir y nos hundiremos más. ¿Porqué? La respuesta es sencilla, al detectar que las ruedas patinan, el sistema cortará inyección, reduciéndose la potencia del motor y dejando actuar a la gravedad. Este es un ejemplo donde necesitamos que ambas ruedas motrices patinen y el control de tracción debe quedarse "quietecito" para ayudarnos a salir del problema. Puede ocurrir lo mismo con nieve vírgen, barro, arena, u otro tipo de superficies. Por tanto ese botón hay que saber gestionarlo de manera correcta.
Los conductores que creen que dominan su vehículo de manera suprema es probable que renieguen del sistema de control de tracción, pero un consejo, utilizad todas las ayudas que están a nuestra disposición de manera inteligente, o sino acabaréis contra el muro, más pronto que tarde.
Por si no os ha quedado del todo claro, que mejor que ver un vídeo explicativo:
Adrián Osés, Locos del Motor
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