Desde hace ya unos años la palabra "adblue" es bastante habitual en conversaciones sobre motor, en las noticias o publicaciones relacionadas con el mundo del automóvil, y puede verse en lugares como gasolineras y motores, pero, ¿qué es exactamente? ¿quién lo usa? ¿cuanto cuesta? Hoy vais a enteraros de todo.
El adblue no es un combustible, como algunos pensarán, sino que es un complemento para el diésel. Como todos sabéis, las regulaciones de emisiones cada vez son más estrictas, y ya no es tan sencillo fabricar motores que cumplan con la normativa. Los motores diésel emiten gases nocivos para la salud humana, principalmente los óxidos de nitrógeno, que debemos atacar de alguna manera para que nuestra salud no sufra y cumplir con la regulación.
El adblue es la herramienta para combatir estos gases nocivos, y cada vez lo utilizan más motores diésel para reducir sus emisiones de gases. Normalmente los vehículos llevan un depósito de adblue de unos 15 o 20 litros de capacidad, y éste actúa sobre el escape y el catalizador separando los óxidos de nitrógeno (NOx) en vapor de agua y nitrógeno. Una solución brillante con grandes ventajas, pero que también tiene desventajas.
Los puntos positivos están claros: reducir la nociva contaminación de los diésel y cumplir con la exigente normativa. Son muy positivos ya que sin adblue, muchos motores no estarían en uso, pero también hay puntos negativos, como por ejemplo la necesidad de añadir este complemento a la factura de combustible. El adblue no es tan caro como un litro de diésel, pero podemos decir que suele valer en torno a tres cuartas partes del precio del diésel. Al actuar en el sistema de escape, existe un consumo. No es elevado, ya que un depósito puede dar para 8 o 10.000 kilómetros, pero es algo a tener en cuenta. Y por otra parte, es otro orificio a rellenar, por lo que el riesgo de equivocarse y llenar el depósito de adblue con gasoil crece, y las consecuencias no son buenas, como podréis imaginar.
De todas formas, en las gasolineras, suele estar indicado con el color azul, e incluso muchas veces son surtidores a parte. Por otra parte, dado su color transparente, lo de llamarle adblue no sé si tiene mucho sentido, aunque eso es otro tema. Tenerlo en cuenta, si cogéis un vehículo diésel que no sea vuestro y os salta la alarma de repostar adblue, mucho cuidado con lo que hacéis, que se puede liar curiosa. Otra opción es repostar una botella de 1 o 2 litros para salir del paso. Cada uno tiene sus tácticas de supervivencia. El siguiente vídeo seguro que os deja todo claro, atentos:
Adrián Osés, Locos del Motor