Resulta complicado decantarse por una alternativa o por otra a la hora de comprar un vehículo nuevo hoy en día. El mercado está lleno de alternativas: diésel, gasolina, eléctrico, híbrido, gas licuado de petróleo, pila de hidrógeno, etc.

Pero hay más, hoy vamos a hablar sobre otra alternativa interesante, el TGI, basado en gas natural comprimido y gasolina de forma híbrida. Los consumos bajan, pero no es sólo eso su beneficio.

Si miramos la relación de coste por kilómetro recorrido, los motores TGI están a la cabeza, por tanto es la opción más económica del mercado en cuanto a motores térmicos. También nos aseguran la etiqueta ECO, tan preciada en Madrid o Barcelona, por ejemplo.

Los números son mejores que los de diésel o gasolina. Allá vamos con un resumen de ellos. Ventajas de emisiones:

  • El TGI emite hasta un 75 % menos de partículas de NOx que un diésel
  • El TGI emite en torno al 25 % de CO2 que un gasolina homólogo
  • Emisiones de partículas y SO2 prácticamente inexistentes

Ventajas económicas del TGI:

  • 50 % menos por kilómetro recorrido que un gasolina
  • 30 % menos por kilómetro recorrido que un diésel homólogo
  • 10 % menos por kilómetro que un GLP
  • 25 % menos por kilómetro que un híbrido eléctrico no enchufable

Por otra parte, también gana en autonomía a los eléctricos, con 400-500 kms de autonomía en el modo gas, además de la del modo gasolina. Por tanto se hace fuerte contra el resto de alternativas.

Como punto negativo tenemos la posibilidad de llenar combustible, que no es tan fácil, ya que apenas hay surtidores de este tipo de gas. La evolución es buena y ya todas las grandes ciudades los tienen, aunque hay que buscarlos a conciencia. Punto a mejorar.

Parece que el mercado gasista está subiendo, por lo que la infraestructura se va a adaptar al cambio y el cliente sale ganando, ya que podrá acceder a etiquetas ECO y librarse de algunos impuestos de manera más fácil. Por otra parte, habrá que ver las prestaciones que a buen seguro no son las mismas que con los diésel o gasolina. Aquí ya cada uno tendrá que ver para qué y cómo quiere utilizar su vehículo.

Ya sabemos sus ventajas, pero ahora vamos con como funciona. Al igual que el resto de sistemas híbridos, se complementan según convenga o elija el conductor. Los TGI arrancan siempre haciendo uso del gas natural hasta que se acaba, momento en el que pasa utilizar el depósito de gasolina sin que el conductor perciba cambio alguno más que la indicación de GNC en el cuadro de mandos. Tan sólo arrancará con gasolina en dos supuestos: si la temperatura del líquido refrigerante es inferior a –10°C, momento en el que necesitará calentar previamente los inyectores de gas (proceso que dura pocos segundos), o si se acaba de repostar GNC, ya que el sistema necesita realizar un chequeo de la calidad del nuevo gas introducido en los depósitos antes de su uso.

Las mayores diferencias con el resto de alternativas es que suelen llevar más de un depósito de gas, y que la mecánica es algo diferente con depósitos más resistentes (el gas está almacenado a alta presión en torno a 200 bar) y ciertos componentes modificados que ayudan a que todo fluya sin problema alguno.

Los TGI no alcanzan velocidades máximas tan altas y son bastante lentos en las mediciones de 0 a 100 km/h, por lo que ni los comparamos con el resto de alternativas. Son claramente para primar el ahorro y eficiencia ya que pueden conseguir consumos de entre 3 y 4 litros a los 100 kilómetros de recorrido. Gran bajada con respecto a diésel y gasolina, pero a un precio que quizás no guste a todos.

SEAT está a la cabeza de ventas TGI en España y parece que su apuesta va por buen camino. Es necesaria una valoración meditada para saber si nos conviene un TGI y su eficiencia o preferimos cualquiera del resto de alternativas del mercado. Difícil decisión.


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