La vida nos come, como suele decirse, y en muchas ocasiones no tenemos tiempo de reflexión ni para pensar en qué debemos invertir el poco tiempo libre que nos queda, al que solemos llegar cansados por la rutina y todo lo que ella conlleva. A menudo, se nos olvida celebrar. Sí, celebrar cualquier tipo de logro, por pequeño que sea. Y es que si no celebramos, ¿para que trabajamos tan duro y nos esforzamos todos los días?
No hace falta que tiremos la casa por la ventana para comprar champán del caro, pero sí está bien parar por un momento y decir, mira donde hemos llegado, o qué bien que hemos conseguido hacer tal cosa, o ya hace tantos años que conseguimos crear aquella maravilla. Uno se siente bien al mirar atrás, y ver todas las dificultades u obstáculos que ha tenido que hacer frente, y sobre los que ha pasado para seguir creciendo, o al menos no hundiéndose.
Incluso, cuando hay proyectos que fracasan, está bien mirar atrás y entender que salió mal, pero sobre todo qué hemos aprendido de ello y qué nos ha hecho más fuertes para el futuro y todo lo que vendrá. Es complicado dejar atrás las cosas negativas, pero siempre hay un aprendizaje con el que quedarse, y siempre hay cosas positivas que nos han ayudado a ser mejores personas. De eso, no hay duda.
Nosotros recordamos el inicio, recordamos el durante, y pensamos en todo lo que hemos aprendido y crecido. Seguimos con las mismas ganas del primer día, y satisfechos de todo lo nuevo que sabemos y que llegaremos a saber. El saber no ocupa lugar, solían decirme de pequeño, y es cierto. Además te da satisfacción y te deja preparado para seguir aprendiendo nuevas cosas, y disfrutar de ello.
Podemos decir que todo empezó hace más de 4.000 días u 11 años, pero en realidad eso no importa. Lo que de verdad importa es hacer lo que a uno le gusta y disfrutar de ello. Sentirse satisfecho con lo que se hace y siempre estar abierto a aprender nuevas cosas y superar cualquier tipo de elemento en contra, sea el que sea. 
Tras todo lo aprendido, nada nos da miedo. Que venga lo que tenga que venir, que aquí le estamos esperando.
Lo que decíamos antes, hay que celebrar lo que se tenga oportunidad, porque nunca sabes si vas a poder celebrar el siguiente hito. Cada uno como pueda y como quiera. Siempre habrá otros que celebren mejor, pero no importa, nosotros también sabemos hacerlo. Por poner un ejemplo, podemos irnos a Dubai, que ya sabéis como se las suelen gastar: celebrar delante de los tuyos y cuantos más invitados mejor. Provocar en los invitados una sensación de, esto no puede superarse, y nunca podréis hacer algo mejor que lo que he hecho yo. Y por supuesto, dejar claro a todos que el dinero no es un problema, y que puedo gastar lo que me da la gana y cuando me de la gana.
Bueno, ahí va el ejemplo. Una fiesta con niños, y para que se diviertan, les dejamos que pinten como ellos quieran sobre un Ferrari 458 Italia. Complicado de superar, ¿verdad? Bueno, se nos ocurren cosas todavía más bestias con vehículos de lujo de por medio, pero seguro que vosotros no dejaríais un 458 Italia en manos de niños, ¿o sí? Nosotros no vamos a celebrar los 11 años de Locos del Motor así, pero siempre está bien ver ideas para el futuro, aunque sea copiando el estilo peculiar de cómo se las gastan en Dubai.
https://www.youtube.com/shorts/SJZ_voM0ngE
Adrián Osés, Locos del Motor
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