Todos tenemos claro que el tiempo atmosférico o las condiciones climatológicas influyen de manera importante en nuestras vidas dependiendo del lugar, la altitud, la zona, la orientación, y demás factores. Lo mismo ocurre con otras cosas, que siempre están influenciadas por otras en mayor o menor medida.
Los vehículos también sufren las condiciones climatológicas como lo hacemos las personas, aunque no de la misma manera y por eso vamos a profundizar en ello. Seguro que alguna vez os habrá llamado la atención, cuando hay heladas, no todas las zonas de los vehículos se hielan, y unas zonas lo sufren más que otras. Cuanto menos es curioso el tema, pero hoy trataremos de indagar y entender los porqués relativos a los vehículos.
Cuando hace frío, el que puede resguarda su preciado vehículo a cubierto, a poder ser en un buen garaje, ya que en la calle no se está también, ¿verdad? Muchos días de invierno los coches estacionados a la intemperie amanecen con una capa de hielo. Pero, ¿por qué algunas noches hiela, y otras no, con temperaturas igual de bajas? ¿Por qué en unas zonas hiela más que en otras? Y, ¿por qué los coches, y especialmente su parabrisas, se cubren de hielo antes que los objetos circundantes? Muchas cuestiones y pocas respuestas, de momento.
Vamos por partes, la primera: ¿Por qué algunas noches hiela, y otras no? Nos referimos a noches con temperaturas prácticamente iguales. Bueno, no es tan sencillo, ya que las heladas invernales se producen por una combinación de diversos factores, el primero de ellos, la temperatura y humedad del aire. El concepto clave a entender es el “punto de rocío”, que es la temperatura a la cual se debe enfriar el aire para que el vapor de agua que contiene se condense en rocío o escarcha. Al aire que nos rodea siempre tiene vapor de agua, en mayor o menor medida; es sólo una cuestión de cuánto se enfría para alcanzar ese punto de saturación. Cuando más vapor contiene el aire, menos enfriamiento necesitará para llegar al punto de rocío; en el lado inverso, en lugares con aire seco hará falta más frío para que se produzcan heladas.
Otro factor a tener en cuenta es la presencia o ausencia de nubes. En las noches despejadas la probabilidad de que hiele es mucho mayor, porque la superficie terrestre irradia su calor hacia un cielo más frío. Cuando está nublado, la superficie irradia menos calor, ya que el cielo es menos frío. Además, las nubes refractan, o absorben y vuelven a irradiar la energía calorífica que reciben de la superficie.
El viento también influye en la presencia de heladas. Al producir movimientos de aire circundante sobre los objetos a diferentes temperaturas, dificulta que se genere la escarcha sobre ellos. Como véis, ya no suena tan sencillo que hiele o no hiele, y que veamos que hace -2 grados esta noche y -2 grados la noche de mañana, no garantiza que veamos escarcha en el mismo sitio esas 2 noches. Lo bueno, que y sabemos porqué.
Segunda pregunta, ¿Por qué en unas zonas hiela más que en otras? La razón es que, además de la temperatura, y la mayor o menor presencia de humedad y viento, hay otros factores que influyen para que se produzcan heladas. Por ejemplo, es mucho más probable que se produzca escarcha en una zona plana que en una en pendiente, ya que esta última propicia los movimientos e intercambios de aire a diferentes temperaturas.
Otros factores interesantes son la altura, y también la altitud. A nivel del suelo la humedad relativa aumenta más a medida que baja la temperatura y se necesita menos vapor para saturar el aire. En cuanto a la altitud, las ciudades situadas a una mayor altitud sobre el nivel del mar tienden a tener una presión atmosférica más baja. Como el incremento de la presión barométrica aumenta el punto de rocío, es mucho más probable que, a igualdad de condiciones, hiele más en una ciudad como Badajoz (a 186 metros sobre el nivel del mar) que en Madrid (a 655 metros). Por último, en una zona cubierta o rodeada de árboles es menos probable que se concentre la escarcha que a cielo descubierto.
Otra cosa que seguro os tiene desconcertados es nuestra tercera pregunta de hoy, ¿Por qué se hielan antes los coches que el suelo o los alrededores? Seguro que alguna vez os lo habéis planteado. A medida que bajan las temperaturas, el metal y el vidrio de un automóvil irradian más calor y se enfrían más rápido que la tierra o el asfalto. Por este motivo la humedad se concentra más sobre ellos y el hielo cristaliza más rápido.
Y ya la última, hay 2 zonas que se hielan antes que las demás, seguro os habéis dado cuenta. ¿Por qué se hielan antes el techo y el parabrisas que el resto del coche? En realidad por 2 motivos: su orientación hacia el cielo y su inclinación. El techo y el parabrisas de un automóvil tienen un área grande orientada hacia el cielo y puede perder mucho calor a través de la radiación, mientras que las ventanillas y los laterales de la carrocería miran principalmente hacia los lados, con un entorno tan frío como el cielo.
Además, la posición más horizontal de ambos elementos favorece la concentración de la humedad y de la escarcha, las ventanillas y los laterales del coche tienen una exposición muy pequeña a la humedad que cae del cielo. En términos generales, sobre un parabrisas cae alrededor de 25 veces más de humedad que sobre las ventanillas laterales.
Por otro lado, el parabrisas tiende a congelarse antes que el techo porque se enfría antes. La razón es que el techo recibe calor del resto de la carrocería por la elevada conductividad térmica del metal, mientras que el parabrisas está aislado de los marcos metálicos de la carrocería y tiene menos capacidad de recibir calor del resto del coche por la menor conductividad térmica del cristal.
Lo que está claro, es que ninguno nos libraremos de tener que retirar el hielo de nuestra luna, así que aprovechamos el artículo para compartir algunos consejos para que no os crezcan los enanos cuando os pongáis a ello. Atentos:
- Descongelar el parabrisas con agua muy caliente, o con el aire de la calefacción a temperatura elevada, puede dañar el cristal seriamente por el cambio brusco de temperatura, provocando su rotura. Y este efecto se intensifica notablemente si el parabrisas tiene un impacto.
- No es recomendable accionar los limpiaparabrisas cuando el cristal está helado, pues se daña la superficie de las escobillas, que dejarán marcas en el cristal cuando llueva.
- Si no queremos quitar el hielo por las mañanas, lo más sencillo es proteger el parabrisas con un simple cartón sujeto con los limpiaparabrisas, que podemos guardar en el maletero.
- La mejor forma de quitar el hielo es emplear una rasqueta de plástico, que actúa con eficacia y no daña la superficie del cristal. Cuestan muy poco y llevar una en la guantera nos facilitará la vida cada mañana de invierno. Otro método es rociar el cristal con alcohol, que derrite el hielo con rapidez.
- Podemos aplicar en el parabrisas tratamientos específicos repelentes de líquido e insectos, que además de mejorar sustancialmente la visibilidad diurna y nocturna en situaciones de lluvia, evitan la congelación de las lunas en condiciones no muy extremas y facilitan la retirada del hielo.
Ahora no hay excusas, a por ello y a evitar los problemas que ocasionan las condiciones climatológicas invernales sobre nuestros vehículos.
Adrián Osés, Locos del Motor