Las mayoría de fábricas de vehículos funcionan de manera similar, donde se ensambla el vehículo final, y se prepara para ser enviado a los concesionarios de distintas maneras, por tierra, mar o aire. Las líneas de montaje suelen sacar vehículos terminados cada pocos segundos, gracias a los operarios que se encargan de conducirlos hasta la zona de almacenaje, esperando a ser enviados a destino.
Normalmente, son personas las que se encargan de conducir los vehículos ya terminados desde el final de la línea final hasta la zona de preparación para envíos, pero quizás esta práctica tenga los días contados. Algunas marcas ya trabajan en sustituir a estos operarios por la inteligencia artificial que haga los vehículos salgan "sólos", de manera autónoma de la zona de producción.
De poder conseguirse, la mejora en seguridad sería notable, y la eficiencia de esta parte del trabajo mejoraría. Es una optimización en toda regla. Pero no sólo eso, los vehículos se desplazarían de manera autónoma a la zona de pruebas finales y las pasarían ellos mismos, además de autorrecargarse y estacionarse, quedando listos para la entrega al cliente final.
Suena muy bien, ¿verdad? A las marcas seguro que también, pudiendo ahorrarse operarios, y no pocos, y ahorrando en posibles errores humanos que provoquen pequeños accidentes en la zona de salida de vehículos, que seguro ocurren de vez en cuando, ¿no os parece? Ford ya trabaja duro en este proyecto para su fábrica de vehículos eléctricos de Colonia (Alemania), y ha llamado al proyecto E-SELF, normbre muy apropiado, por cierto.
Otro punto positivo es que, los empleados de la marca, podrían centrarse en las tareas clave del proceso, dejando la salida de vehículos a la conducción autónoma y la inteligencia artificial, y realmente aportando valor donde es necesario dentro del proceso productivo. El primer vehículo en probar esta tecnología será el nuevo Ford Explorer, y el plan es que después sean otros modelos los que sigan con el plan E-SELF de la marca americana.
Ford llevará a cabo estas pruebas durante un periodo de 2 años y medio, colaborando estrechamente con el Instituto de Automoción de la Universidad de Braunschweig y Kopernikus Automotive. El Gobierno alemán también contribuye con fondos, y está ya todo en marcha.
El proyecto E-SELF utiliza la comunicación vehículo-infraestructura para controlar y supervisar los vehículos. Los sensores situados en la planta pueden identificar riesgos en el recorrido del vehículo como, por ejemplo, la presencia de una persona o de otro vehículo. En estos casos, este reduce la velocidad o se detiene, según sea necesario, hasta que vuelva a ser seguro reemprender la marcha. Los riegos se reducen al mínimo.
Parece un buen plan, que podrá ser extendido al resto de fábricas y fabricantes, y que sin duda la automoción necesita para poder combatir estos tiempos tan complicados para la industria. La incertidumbre y los números tan negativos de los mercados nos están poniendo al límite, por lo que hay que buscar y encontrar soluciones que nos den viabilidad a seguir produciendo vehículos competitivos en Europa.
Adrián Osés, Locos del Motor
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