La impresión 3D ya es una forma sencilla de producir piezas de diversos materiales ya que no es una tecnología tan nueva ni el proceso es tan complicado. Ha habido una gran evolución en esta técnica en los últimos años.

El uso de estas piezas fabricadas mediante impresoras 3D va en aumento e incluso algunas son fabricadas para vehículos de competición. Es el caso del nuevo Cupra León Competición. Esta es la nueva arma que la marca española ha lanzado para intentar asaltar el trono del Mundial de Turismos (WTCR).

Cupra ha decidido fabricar los espejos retrovisores de las puertas, las entradas de aire y las entradas de enfriamiento del motor mediante tecnología de impresión 3D para su León Competición. Para ello ha sometido a estas piezas a tests en el túnel del viento soportando ráfagas de aire de más de 290 km/h. La decisión del fabricante español se basa en que estas piezas permiten reducir el consumo de combustible aumentando la estabilidad, la velocidad y la seguridad del vehículo.

Obviamente la impresora es de gran calidad y ha permitido a Cupra y su León Competición ser el primer vehículo de Turismo en disponer de este tipo de piezas. La super impresora de Cupra permite imprimir cada retrovisor en unas 20 horas, pero puede imprimir hasta 6 al mismo tiempo, lo que permite fabricar diferentes piezas y comprobar las diferencias aerodinámicas para elegir la que mejor se comporta en el vehículo. Este trabajo se realiza mediante sensores y mediciones de variantes aerodinámicas. Toda una obra de ingeniería.

La más mínima diferencia puede decidir una victoria o un pódium en motorsport, por lo que las conclusiones de estos estudios pueden hacer ganar campeonatos, y en definitiva mucho dinero y prestigio a la marca.

La idea de Cupra es disponer de muchas piezas en corto espacio de tiempo, lo que les permitiría ir mejorando el vehículo de tal manera que podrían asaltar el Mundial de Turismos u otras competiciones, y en definitiva, poder mejorar sus vehículos de serie en el corto plazo. Pieza por pieza se irá llevando los materiales al límite.

Una vez desarrolladas las piezas en el túnel del viento, el siguiente paso será probarlas en el vehículo de competición y si se confirman las expectativas, serán montadas para las carreras.

Lo que está claro es que la impresión 3D puede llevar el mundo de la automoción (y muchos otros) al siguiente nivel de ingeniería, y la evolución de proyectos como este de Cupra pueden marcar el inicio de una nueva era. El tiempo dará o quitará la razón a esta apuesta por la impresión 3D.

Adrián Osés, Locos del Moto


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