Cada vez es más complicado decidir que tipo de vehículo nos vamos a comprar, ya que no sólo está la duda entre las opciones de combustión, sino que también hay otras muchas alternativas, e incluso algunas que son combinación de 2 alternativas. de ahí la palabra híbrido, y lo que ello conlleva, que implica mayor complejidad si cabe.
Algo híbrido significa que combina al menos 2 cosas, y cuyo resultado es algo intermedio entre ambas. Pero en automoción, no hay nada tan sencillo. Esta es la sopa de letras, bastante curiosa por cierto, que representan las diferentes alternativas híbridas: HEV, PHEV y MHEV.
Son 3, y normalmente suelen ser combinaciones de motores eléctricos y motores de gasolina, aunque hay variantes donde puede entrar el diésel, el etanol o el gas también. Nos metemos en material, los vehículos híbridos puedes ser, MHEV, HEV o PHEV, así que vamos a meternos en detalle con los 3 tipos, pero en orden de "hibridación" o del poder de la electricidad en la ecuación.
Los microhíbridos, o MHEV, vienen de su nombre en inglés, Mild Hybrid Electric Vehicle, y se suelen conocer como híbridos ligeros. Se trata de vehículos donde básicamente se reemplaza el alternador tradicional por una máquina reversible llamada BSG o ISG, dependiendo del fabricante, que es capaz de actuar una veces como generador de electricidad (al levantar el pie del acelerador o si es necesario cargar la batería) y otras como un motor electrico que apoya al de combustión para reducir el consumo en las fases de arranque y aceleración. La principal característica de los microhíbridos es que el sistema eléctrico no es capaz de mover el vehículo por sí sólo, por tanto se trata de un aligera ayuda al motor de combustión, que siempre viene bien para la dinámica del vehículo, y también para conseguir las etiquetas y distinciones Eco. Ya hay alguna marca que clama que su sistema microhíbrido es capaz de mover el vehículo por sí sólo en ciertas osaciones, pero en general, la electricidad es una ayuda. Nos quedamos con esa idea.
Pasamos a los híbridos ahora, también conocidos como HEV. El significado de las siglas en ingles es claro sabiendo el anterior, Hybrid Electric Vehicle. Aquí subimos un nivel en electrificación, y lo principal es que estos vehículos añaden una batería de mayor capacidad y voltaje capaz de alimentar un motor eléctrico de tracción que sí es capaz de mover y maniobrar el vehículo por sí sólo. Suelen trabajar a tensiones de alrededor de 400 voltios y usar baterías de entre 1 y 2 kWh de capacidad. Estas baterías se recargan exclusivamente recuperando energía durante las prenadas y retenciones del vehículo.
Y llegamos a los híbridos con mayor presencia de la electricidad en la ecuación, los híbridos enchufables o PHEV, que significa Plug-in Hybrid Electric Vehicle. La mayor diferencia con los híbridos es la mayor capacidad de la batería, que no es capaz de llenarse por completo sólo a base de energía de frenadas y retenciones, por lo que se le ayuda al sistema de recarga enchufándolo a la red. La batería suele ser de entre 8 y 20 kWh de capacidad, y también suelen montarse motores eléctricos más potentes que hacen que en realidad tengamos 2 vehículos en 1. Por un lado uno eléctrico con autonomías de entre 30 y 150 kilómetros, y otro híbrido que combina combustión y una ayuda eléctrica. Este tipo de híbridos son los más potentes, y por tanto caros.
Teniendo en cuenta la explicación anterior de las 3 variantes, ya podéis haceros una buena idea de las principales diferencias entre ellos. Aquí lo de siempre, lo suyo sería elegir la opción que mejor se adapta a nuestras necesidades, ya que todas son interesantes dependiendo del uso que vayamos a darle. Todas las variantes significan etiquetas medioambientales interesantes, serán Eco los MHEV y HEV, y será Cero los PHEV, normalmente.
Importante tener en cuenta que, a medida que la electricidad se hace más importante en el vehículo, mayor potencia y precio alcanzará este. También mayor peso ya que las baterías son pesadas, con lo que ello puede penalizar en dinámica. Otro punto importante, la autonomía y los puntos de recarga, de los que siempre tendremos que estar pendientes.. Y otro punto, las baterías de los PHEV no duran toda la vida, otro detalle a tener en cuenta, algún día habrá que dustituirla e irá perdiendo rendimiento con el paso del tiempo. Por otra parte, también se puede ahorrar en recargas eléctrica y en combustible según cómo usemos nuestro vehículo. Todas las variables entran en juego.
En teoría, los vehículos híbridos están pensados para ayudar en la transición hacia vehículos 100 % eléctricos. De ahí esa evolución gradual entre MHEV, HEV y PHEV, con la idea de que procuremos usarlos lo máximo posible como si se tratase de coches totalmente eléctricos puros. De esta manera reducimos la contaminación, cuanto menos funcione el motor de combustión interna. Si por el contrario abusamos del motor de combustión y no recargamos la batería eléctrica, nos penalizará en consumo ya que el sistema de batería es muy pesado para usarlo sólo en combustión, así que importante comprar lo que se adecúe al uso que vamos a darle, volvemos a repetirlo porque es clave.
Así que a preguntarnos internamente si tenemos la posibilidad de recargar la batería en el trabajo o en nuestro domicilio, cuántos y qué tipo de kilómetros hago al día, si vamos a utilizar el vehículo de forma habitual o será esporádica, y por donde usaré el vehículo, si será en ciudad o fuera de ella. Respondiendo honestamente a esas 4 preguntas, la respuesta será clara y deberíamos buscar opciones híbridas o híbridas enchufables, para sacarle el mejor rendimiento posible a nuestro desembolso, que será importante sin duda.
Adrián Osés, Locos del Motor
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