Ante una situación complicada, lo primero que debemos pensar es si debemos continuar con nuestro plan inicial o no, y entonces o postponer lo que debíamos hacer, o equiparse con las herramientas y recursos necesarios para poder completar nuestra misión con éxito y de una sola pieza.
Suena sencillo, pero no lo es tanto, y en circulación vial debemos aplicar el mismo principio. Ante una gran nevada, helada o complicaciones climatológicas que afectan directamente a nuestro viaje, ¿realmente tenemos que ponernos al volante? ¿no sería más inteligente retrasar el viaje y de esta forma evitaríamos un alto riesgo de accidente? ¿disponemos de los medios adecuados para realizar el viaje de forma segura? ¿nos estamos poniendo en peligro de manera totalmente innecesaria?
Estas son las preguntas a hacerse antes de emprender la marcha, las respuestas las dejamos para las situaciones particulares que podamos tener cada uno de nosotros. Ante todo, precaución y sentido común, ya que vida sólo hay una, y no merece la pena ponerla en serio peligro de manera puntual cuando no tenemos apenas nada que ganar y, por el contrario, sí mucho que podemos perder.
Ahí van algunos consejos que nos ayudarán siempre en estos casos peliagudos, como conducir sobre nieve y/o hielo:
1. Conducir solamente los trayectos estrictamente necesarios siempre tras conocer el parte meteorológico de la AEMET u otro organismo oficial de la zona en cuestión y los avisos de la DGT sobre el estado de las carreteras cercanas. Si se puede, la mejor opción es evitar conducir en caso de que nieve o hiele. El pavimento estará deslizante; la visibilidad será reducida y las carreteras pueden estar cortadas.
2. Tener siempre en el vehículo rascador y cadenas. Llevar siempre un rascador para limpiar el parabrisas completo, no sólo la parte del conductor, también ventanillas y luna trasera, para garantizar la mejor visibilidad posible, antes de ponerse al volante. No intentar descongelar el parabrisas rociando agua caliente sobre el mismo porque se consigue el efecto contrario. Tampoco salir a la carretera sin las cadenas en el maletero del vehículo. Y, por supuesto, viajar con un cargador para el dispositivo móvil, agua, algo de comida, suficiente ropa de abrigo y una manta, ante la posibilidad de vernos temporalmente inmovilizados.
3. Montar neumáticos de invierno, para proporcionar mayor agarre con temperaturas inferiores a 7ºC. Las opciones de neumáticos 4 estaciones son muy válidas también hoy en día.
4. Reducir la velocidad considerablemente, ya que la falta de adherencia del neumático al firme puede hacer que, a tan solo 20 km/h, se salga de la vía en una curva con hielo sin que podamos hacer nada al respecto más que presenciar el desastre desde dentro del vehículo.
5. Cuando se conduce sobre nieve o hielo es muy difícil mantener la trayectoria del vehículo, incluso a bajas velocidades (especialmente sobre hielo). Por eso, el conductor ejecutará las maniobras de manera progresiva y sin brusquedades. La dirección, los frenos, el acelerador, etc, deben utilizarse con suavidad, de lo contrario, habrá caos incontrolable.
6. Aumentar la distancia de seguridad. Sobre hielo, el vehículo puede llegar a necesitar hasta 10 veces más espacio para detenerse, ¡ojo! echar cálculos
7. El que necesite poner cadenas, debe saber cómo hacerlo. Lo mejor es que emplee guantes y practique antes de salir. Las cadenas se sitúan en el eje motriz, así que si no las colocamos en el eje que transmite el movimiento del motor a las ruedas, no estaremos haciendo nada productivo.
8. En caso de nevada, es obligatorio encender, al menos, la luz de posición y cruce. Además, si el vehículo dispone de luz antiniebla delantera, será aconsejable encenderla también. En esta situación está prohibido usar la luz antiniebla trasera, ya que sólo en el caso de fuertes nevadas es obligatorio encenderla. Se desconectará cuando exista riesgo de deslumbramiento, por ejemplo, en vías urbanas con retenciones.
9. Al conducir sobre nieve: circular por las roderas que haya dejado otro vehículo, cuando haya suficiente nieve en la calzada. En caso de poca nieve, circular por fuera de las roderas, pero paralelamente a su trazado. Además, los conductores deberán circular a poca velocidad y mantenerla (siempre que se pueda), evitando acelerar y frenar en lo posible. Si fuera necesario frenar, siempre es mejor realizar deceleraciones suaves (sólo levantando el pie del acelerador). Si la frenada es más fuerte, es mejor utilizar el freno con suavidad (que actúa sobre las cuatro ruedas) que una retención brusca del motor (que sólo frena dos ruedas).
10. Al conducir sobre hielo, el conductor tiene que saber que es prácticamente imposible conseguir manejar el vehículo con seguridad. Si el hielo aparece poco a poco sobre el pavimento, la dirección del vehículo estará excesivamente blanda. Al iniciar la marcha sobre una placa de hielo, se intentará arrancar con marchas largas, aceleraciones muy suaves, intentando no tocar el freno, girando la dirección con suavidad, en definitiva, la conducción debe ser suave.
Aplicando estos 10 principios, nuestra probabilidad de accidente se deducirá drásticamente. El problema es que hay más conductores en carretera y si no aplican estos principios y la precaución, podemos vernos envueltos en problemas, pero al menos debemos hacer lo que está en nuestra mano, quizás los demás puedan fijarse en nosotros para aplicar estos principios en su conducción y contribuir a viajes seguros en carretera con condiciones climáticas problemáticas.
Aplicar y predicar con el ejemplo.
Adrián Osés, Locos del Motor