A muchos de nosotros la palabra "benchmarking" puede sonarnos a algo extraño, pero es más habitual de lo que nos parece, y por supuesto, también está presente en el mundo del automóvil.
Consiste en comparar una empresa con otras de la competencia o incluso con otras que se dedican a otros sectores muy diferentes. A veces se comparan empresas entre sí, y otras veces se comparan productos, formas de trabajar o herramientas empresariales.
Las marcas de vehículos compran coches de otras marcas para "investigar y aprender" de sus rivales. No es del todo ético y no suele hablarse de ello, pero se hace y mucho. Los que trabajáis en fabricantes de automóviles sabéis bien de que estamos hablando.
Es probablemente por el benchmarking por lo que vemos las novedades que van saliendo al mercado aplicadas a la mayoría de marcas tras un periodo de tiempo.
Imaginad que una marca desarrolla una nueva forma de abrir las puertas del vehículo. Si el sistema es bueno y supera en puntos favorables al sistema actual, el resto de marcas hará benchmarking sobre esta innovación. Una vez lo tengan bien estudiado, ellos también lo lanzarán al mercado.
Existen incluso departamentos enteros que se dedican a probar coches o partes de coches de otras marcas, para mejorar su propia marca. Unas veces se copian las novedades de los rivales. Otras se desechan ya que se consideran peores que lo que la marca ya tiene. Y en otras ocasiones sirven para crear sistemas mejorados siendo un híbrido entre el sistema que la marca ya posee y las mejoras de la competencia.
Como veis, quien no corre vuela. Y para no quedarse atrás debemos estar atentos a qué hacen los demás para ser mejor que ellos, o al menos que ellos no sean mejores que nosotros.