La típica pregunta de si la belleza está en el interior o en exterior se nos presenta en cualquier momento a todos. Nos referimos a la vida, pero también al mundo del motor. ¿Qué preferimos, un vehículo muy bonito o uno muy potente o con grandes innovaciones tecnológicas?
La verdad es que puede haber amantes del exterior del vehículo y a los que les importa más bien poco las características del motor o equipamiento del vehículo. Por el contrario, hay otros que tan sólo valoran que hay debajo del capó, sin importarles lo más mínimo el diseño o estado exterior del coche. Y otros incluso que tan sólo quieren tener las mayores opciones de conectividad o nuevas tecnologías, por ejemplo. El resto del vehículo como si va tirado por bueyes…
Como solemos decir, los extremos no suelen ser lo ideal, por lo que un balance entre ambos sería lo idóneo. Con esto no queremos decir que nadie esté equivocado, sino que un vehículo para mucha gente es más que eso. Algunos se sienten muy identificados con su vehículo, por unas cosas o por otras, pero un coche o una moto suele ser uno más de la familia o incluso lo que más se quiere o admira en el mundo.
A todos aquellos que les entusiasma el diseño exterior, siempre se fijarán en esos detalles que no todo el mundo ve. Innovaciones aerodinámicas, nuevos materiales, diseños agresivos de cualquier parte del vehículo, pastillas de freno bien visibles, llantas espectaculares, parrillas de entrada de aire, difusores, etc. Cualquiera de estos elementos les llama la atención, y la verdad es que pueden llegar a hacer sentir a tu vehículo único y exclusivo. Muy probablemente eso es lo que buscan, sentir la satisfacción se mostrar su vehículo al mundo de una forma diferente.
Sin embargo, los que se vuelven locos al levantar el capó de un coche se excitan realmente al ver un turbo, un tratamiento a una parte del motor, unas bombonas de óxido nitroso, una reprogramación de aumento de potencia o incluso la sustitución de un motor de serie por uno mejorado que da mayor rendimiento. Este tipo de gente, suele vivir por y para su vehículo y su único objetivo es ser más rápido que los demás, con los que buscan retarse constantemente. Muchos de ellos no lo hacen de manera literal en carreras ilegales por ejemplo. Pero sí a la espera de que un semáforo se ponga en verde o al ver a otro vehículo de gran cilindrada en una autopista.
Y por otra parte están las personas que no les importa ni el motor ni la estética de su vehículo siempre y cuando puedan estar a la última. Esto quiere decir, conectados a todo y con los últimos avances tecnológicos en sus vehículos. Prefieren poder conectarse a sus redes sociales gracias a su vehículo que poder adelantar a un camión de forma segura gracias a la potencia de su propulsor. Para gustos los colores, pero conducir es una gran oportunidad de evadirse de la globalización y conectividad que tenemos cada minuto con nuestros teléfonos móviles y demás dispositivos electrónicos.
Cada persona tiene diferente percepción de sus vehículos, pero a los verdaderos amantes de algo se les nota enseguida de que tipo son. Si prefieren ganar en estética, en funcionalidad, en rendimiento o en otras características como por ejemplo poder estar a la última en tecnología. ¿Y tú que tipo de entusiasta eres respecto a los vehículos?